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Cómo fomentar la autoestima en los niños desde casa

  • Yazmin
  • 30 oct
  • 2 Min. de lectura

La autoestima de un niño no se construye de un día para otro, ni se enseña con palabras bonitas dichas al azar. Se forma poquito a poco, en los detalles, en las miradas, en la forma en que los acompañamos cada día. Y aunque a veces no nos demos cuenta, somos los adultos quienes más influimos en la voz interior que ellos desarrollarán sobre sí mismos.


Piensa en esto: la manera en que les hablamos se convierte en la manera en que se hablarán a sí mismos cuando crezcan. Si los llenamos de críticas, aprenderán a dudar; si los llenamos de confianza, aprenderán a creer en sus capacidades. Por eso, fomentar la autoestima no es inflar el ego ni decirles que todo lo hacen bien; es enseñarles a valorarse, incluso cuando cometen errores.


Desde casa, hay muchas formas de hacerlo, y casi todas comienzan por algo muy simple: hacerlos sentir vistos. Cuando un niño se siente escuchado, respetado y aceptado, su autoestima florece naturalmente. No porque todo sea perfecto, sino porque sabe que puede ser él mismo sin miedo al rechazo.


La validación emocional es clave. Decirle “entiendo que estés triste” o “sé que te frustró que no saliera como querías” le enseña que sus emociones tienen un lugar, que sentirse mal no está mal. Desde ahí, puede aprender a gestionar lo que siente, en lugar de esconderlo.


También es importante darles oportunidades para intentar, fallar y volver a intentar. La sobreprotección, aunque nace del amor, a veces les roba la oportunidad de descubrir lo capaces que son. Cuando los dejamos participar, tomar pequeñas decisiones o asumir retos acordes a su edad, les estamos diciendo sin palabras: “Confío en ti.”


Y sí, habrá momentos en los que se equivoquen. Ahí es donde más necesitan que estemos. En lugar de centrarnos en lo que salió mal, podemos ayudarlos a ver el esfuerzo, el aprendizaje y la posibilidad de mejorar. El mensaje no debe ser “tienes que hacerlo perfecto”, sino “tienes lo que se necesita para seguir intentándolo”.


Por último, recordemos que la autoestima se aprende por imitación. Los niños observan cómo nos tratamos a nosotros mismos. Si nos escuchan criticarnos todo el tiempo o vivir con culpa constante, aprenderán a hacerlo igual. Pero si nos ven ser amables con nosotros mismos, celebrar los pequeños logros y aceptar nuestros errores, estarán aprendiendo la lección más poderosa de todas: el amor propio se construye desde la compasión, no desde la exigencia.


Criar hijos con buena autoestima no significa criarlos sin límites ni frustraciones, sino hacerlo desde la conexión, el respeto y la confianza. Porque un niño que se siente valioso no necesita ser el mejor: solo necesita sentirse amado tal como es.


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