El talento no siempre nace, también se construye

"Se puede aprender a ser creativo igual que leer" – Ken Robinson

Durante mucho tiempo se ha pensado que la creatividad y el talento son dones con los que se nace. Esta idea, aunque parcialmente cierta, ha generado una percepción equivocada: que si no se descubre desde temprano, ya no hay nada que hacer.

Nada más alejado de la realidad.

El llamado Elemento, ese punto donde convergen nuestras pasiones y habilidades naturales, no siempre se revela de inmediato. En muchos casos, se descubre después de años de explorar, intentar y fracasar. Y lo mejor: también se puede desarrollar con intención, práctica y perseverancia.

La creatividad no es privilegio de unos cuantos. Al igual que aprender a leer, se puede cultivar a través de hábitos, curiosidad constante y disposición para experimentar. A veces, lo que inicia como una simple afición, como escribir una historia, editar un video o ayudar a otros con consejos, se transforma con el tiempo en una habilidad profesional poderosa.

Por eso, más que esperar a descubrir el talento, vale la pena construirlo. Invertir tiempo en aquello que nos mueve, practicarlo, equivocarse y volver a intentarlo, hasta que forme parte de nuestra esencia. Ese proceso es, en sí mismo, una forma de creatividad.

¿Ya sabes cuál es tu elemento? Si aún no, empieza a explorarlo. No se trata de nacer con talento, sino de tener la voluntad de desarrollarlo.