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Cómo cuidar de ti cuando estás cuidando de los demás

  • Yazmin
  • 7 ago
  • 2 Min. de lectura

¿Y tú, en qué momento te cuidas?


¿Alguna vez has sentido que entregas tanto a los demás… qué te olvidas de ti? Si eres mamá, papá, cuidador(a), pareja, trabajador(a) o simplemente alguien que siempre está para los otros, probablemente conozcas esa sensación de estar al límite. De seguir adelante con el tanque vacío, porque parece que no hay otra opción.


Y en medio de todo eso, solemos pasar por alto algo esencial: no puedes cuidar bien a los demás si no te cuidas a ti primero.


Cuando vivimos pendientes de las necesidades de los hijos, la pareja, el trabajo, los padres, etc., es fácil creer que estar siempre disponibles es lo correcto. Pero esa entrega constante, sin pausas ni respiros, termina por pasarnos factura. Nos desgasta. Nos apaga.


En ese agotamiento silencioso es donde olvidamos que también somos personas, con emociones, límites y necesidades. Cuidar a los demás no debería significar desconectarnos de nosotros mismos.


Por eso hoy quiero recordarte algo importante: no tienes que hacerlo todo, no tienes que poder con todo, y sí, está bien pedir ayuda.


Aquí te comparto algunas ideas simples y reales que puedes incorporar en tu día a día. Pequeños gestos que ofrecen un respiro entre tanta rutina, pendientes y responsabilidades:


  • Tomarte el café en silencio, sin celular, antes de que arranque el caos del día.

  • Salir a caminar a solas, aunque sea una vuelta a la cuadra.

  • Decir “ahora no” y descansar sin culpa.

  • Escuchar música que te haga bien mientras haces lo de siempre.


No necesitas un spa ni un retiro de fin de semana. A veces, lo más poderoso es darte el mismo cuidado y atención que ofreces a quienes amas.


Muchas personas que cuidan a otros no piden ayuda porque sienten que deben poder con todo. Pero la verdad es que nadie puede con todo, todo el tiempo. Y eso está bien. Delegar también es una forma de cuidarse.


Cuando tú estás bien, puedes dar lo mejor de ti. Cuando te respetas, enseñas a otros a hacer lo mismo. Y cuando te priorizas, le estás mostrando a tu familia que cuidarse también es una forma de amar.


No esperes a estar al borde del colapso para darte permiso de parar. Hoy, regálate algo: un respiro. Un límite. Un abrazo. Porque cuidarse también es cuidar a los que amas.


Y ahora te pregunto: ¿Qué haces tú para cuidarte cuando el día se pone pesado?

Te leo en los comentarios. 💛



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